Al fin ha decidido quitarse la armadura, hoy es el día en que se enfrentará al mundo que teme quitándose de encima el dolor que la mantiene encerrada. Lentamente, como en un rito sagrado, desenrrolla las vendas que ocultan sus heridas. No sabe si mirarlas por última vez o ignorarlas sin más. Mejor no mirar...
Sale a la calle con su ropa favorita, aún así se siente desnuda, aún no puede evitar rehuir las miradas que la rodean, se siente juzgada, se siente perdida aún, como si estuviera rodeada por una burbuja que la separase del mundo. Pero sigue caminando.
Y llega, en su propia burbuja, la persona que más espera, aquella persona que un día fue ella misma, como si dos hubiesen sido uno, hacía tanto tiempo... Ella rompe la burbuja y llega al mundo en todo su esplendor, brilla, ¡sonríe!
Ella sabe que están ahí por algo "Viste las cicatrices de mis muñecas desnudas, yo vi las tuyas en tus ojos cerrados".
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