Estoy extremadamente cansada de pusilánimes, comunes en el día a día, de los quiero y no puedo, de los cobardes, de los borregos, de mentiras, de esperanzas que son mentiras, de mentiras que dan falsas esperanzas, de esperar.
Harta de buscar mi camino entre trampas y maleza, de aullarle a la Luna mi tristeza, de buscarme a mí misma en el reflejo de los charcos, de encontrarme tirada por la mañana en algún lugar entre los sueños y mi cama. Estoy harta de vivir sin comprenderme y sin comprender a los demás, y más sabiendo que nunca llegaré a hacerlo.
Hastiada de perseguir sueños errantes, de volar sin alas y aterrizar sin paracaídas, de mirarte a los ojos y perderme un instante, suficiente para no querer volver.
Cierro los ojos, no quiero mirar al mundo, ni que el mundo me mire, no quiero nada, porque estoy hasta los mismísimos conejos (sic).
1 comentario:
¿Pero qué mundo te ha tocado a tí?
El mío se para cuando estoy cansado. Cambia cuando quiero que cambie. En el no hay personas, solo unos duendes verdes que hacen todo lo que les pido, y soy feliz, o al menos estoy sonriendo todo el rato.
Aunque no me hagas mucho caso... Creo que todavía no he despertado
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