Aún no he aprendido a no temblar cuando escucho tu nombre, a evitar el escalofrío que recorre sin piedad mi espalda cada vez que evoco de nuevo tus ojos en mi memoria.
Aún no sé cómo no llorar si cada vez que veo tus fotos, tus dibujos, tus palabras... se me nubla la vista y ya no veo nada más allá.
Aún no conozco la manera de borrarte de mi vida si cada lágrima de lluvia me recuerda a tí, si cada sonrisa del sol me lleva al espejismo de tus brazos.
Aún no he descubierto si puedo no amarte un sólo día de mi vida, si puedo seguir adelante sin sentir los forcejeos de mi corazón por salir del pecho para ir a tu encuentro.
Aún no sé cómo...
Pero aún respiro...