domingo, julio 31, 2005

Carta desde mi celda X

Cuando M. me dejó sola en la habitación yo permanecí sentada, con la mirada perdida, inconsciente, inmóvil, ausente. Los pensamientos se agolpaban en mi cabeza violentamente y creo que habría caído en algun tipo de crisis de no ser por la llegada de Cris.
Entró despacio, asomándose con precaución y buscando mi mirada. Yo sacudí la cabeza para dispersar todos esos pensamientos y sonreí al ver sus ojos mientras ella venía corriendo a abrazarme. Permanecimos abrazadas un tiempo innombrable, yo me disculpé y ella me dijo que no pasaba nada, que me había echado de menos...
- ¿Por qué vuelves a vestirte así? Aquí no hace frío y esa chaqueta es horrible- dije al tiempo que se la quitaba acariciando con ella sus hombros menudos. Observé las cicatrices de sus brazos y muñecas. Las heridas se habían curado bien, pero las marcas eran innegables y dolían más que las propias heridas, yo lo sabía bien.
Me incliné despacio y besé sus brazos suavemente. Noté que un escalofrío recorría su cuerpo y levanté la vista. Cris tenía los ojos cerrados y la cabeza inclinada hacia atrás mostrándo su cuello pálido, suave. Tuve que besarlo y sentí como tragaba saliva, y su garganta. Rodeé su cintura con un brazo y la atraje hacia mí mientras que observaba sus mejillas enrojecidas por el debate entre el miedo y el deseo. Oprimí mi pecho contra el suyo y la besé despacio en los labios entreabiertos. Esta noche dormimos juntas, abrazadas, llenas de paz. Solo deseo seguir junto a ella y disipar nuestro dolor en cada abrazo, en cada caricia, en cada beso...

miércoles, julio 27, 2005

Carta desde mi celda IX

Cuando M. me llevó de nuevo a mi celda sacándome al fin de la habitación acolchada, yo aún me encontraba sin fuerzas, sin ganas, sin tu mirada, sin tu fuerza, sin tus ganas...
Todo es demasiado difícil ahora, aún más que cuando entré al psiquiátrico. Hoy recuerdo aquel día tan cercano, tan cierto como que de nuevo me llevaba M. del brazo mientras yo caminaba arrastrando los pies, mirando al suelo. Como entró Cris aquel primer día. Y allí estaba ella cuando levanté la vista. Sentada en la cama me miraba fijamente, preocupada, con los ojos enrojecidos e hinchados. Había estado llorando. M. hizo una señal, un gesto para que nos dejara solas un momento. Se fue despacio, mirándome, mientras yo me fijaba en que, de nuevo, se tapaba el cuerpo como si fuera algo que esconder, con su precioso pelo moreno cubriendo sus rasgos suaves. Nunca entenderé por qué ocultaba sus encantos.
M. cerró la pesada puertade la celda y me hizo sentar a su lado:
- Sara, sé que es difícil, pero entraste aquí para curarte, para mejorar y poder volver a tener una vida fuera de este sitio en la que te sientas bien contigo, con los demás y con el mundo en general. No puedes hundirte ahora que habías mejorado tanto. R. se ha ido pero tú aprendiste de él, ¿no es cierto? Sé que a él, como a todos los que te queremos, le gustaría ver de nuevo tu preciosa sonrisa.- M. hizo una pausa tomándome la mano- Ahora tú eres la encargada de enseñar a Cris a sonreir cada día con una mirada y a guardarse esa mirada dentro para sacarla cuando la necesite.


jueves, julio 21, 2005

Carta desde mi celda VIII

Este era el tercer día que me faltabas en los ojos y en la ventana. Aún así te conservo en mi mirada, en mi alma. Sé que aún hay quien me mira a los ojos buscando los tuyos, y sé que te encuentran. Yo también te busco a veces en ellos, en el espejo, en mis párpados cerrados, en las manchas del techo, en las formas de las nubes, en los posos del café, en mis entrañas... en realidad te busco en todas partes, noto tu presencia en todas tus ausencias, como si hubieras dejado algo de tí en cada partícula que compone la esencia de las cosas. Y aún así me faltas.
Hoy te escribo desde una de esas habitaciones acolchadas, conseguí convencer a M. de que me dejara escribirte, aunque lo tengo que hacer vigilada, pero eso no me importa. Ahora sólo estamos el papel y yo, porque tú no estás. Y no sé si podrás leer esta carta desde el cielo, no sé qué tal andan allí los de correos, tal vez debí mandarte un e mail, tal vez bastaría con mirar al cielo desde tu ventana...

martes, julio 19, 2005

Carta desde mi celda VII

Hoy vi la ventana vacía, estos días me consolaba con verte y saber que estabas ahí de algun modo, pero hoy no estabas, y si no fuera por Cris habría caído de nuevo.
No quise preguntar siquiera, aunque busqué la respuesta en los ojos de M. y me bastó ver su expresión compasiva para imaginar que no estabas bien. En realidad, desde que faltaste aquel día siento que todos me miran así. Y yo no quiero compasión, hace que me sienta incluso obligada a sentirme mal. Sólo Cris me reconforta, me acompaña, me pregunta, me da conversación, me mira a los ojos y me abraza porque lo siente y no por lástima.
Se ha trasladado a mi habitación definitivamente a pesar de que se me consideraba peligrosa por el asesinato. Pero en la última reunión decidieron que había mejorado lo suficiente, además era un gran apoyo para Cris y ella lo era para mí, de modo que ahora somos compañeras de habitación oficialmente y ella sonríe cada día más y yo resisto tu ausencia gracias a ella. Además, Cris comienza a levantar la cabeza, sus heridas están curándose muy rápidamente y, ánimada por el calor, comienza a deshacerse de la ropa que la cubría casi por completo y a recogerse el pelo dejándo ver su preciosa cara.
Espero que esta vez vuelvas de verdad para que la veas, cada día está más radiante y es encantadora, estoy segura de que te gustará conocerla.

No desaparezcas del todo...

viernes, julio 15, 2005

Carta desde mi celda VI

Esta mañana desperté tarde. Aún no sé en qué momento conseguí dormirme, tal vez me drogaron. Sólo sé que al despertar vi a Cris a mi lado, sonriendo al verme abrir los ojos. Me cogió de la mano y me acarició el pelo sucio y alborotado como si fuese una madre amorosa. Susurró un "¿Cómo estás?" y por fin tuve el valor de llorar, me lancé entre sus brazos y lloré mientras ella me consolaba.
Cuando me calmé, y después de tomar una ducha, fuimos hacia la sala. Te vi de nuevo en la ventana y sentí un pinchazo, pero sé que recordarás, sé que volverás a mirarme como siempre, tienes que hacerlo, en el fondo sigues siendo tú.
Mientras tanto paso los días con Cris, es una chica muy buena, frágil y asustada, pero fiel y amable. Ha conseguido convencer a M. para dormir juntas y eso me ayuda mucho, ya no me siento tan sola y creo que ella también está mucho más animada. Sólo espero que tú vuelvas pronto para conoceros. Aunque creo que ella también tiene "esa mirada".

jueves, julio 14, 2005

Carta desde mi celda V

Hoy entré a la sala sin esperanzas de verte, dispuesta a colocar mi silla frente a la puerta y esperarte con Cris a mi lado. Entré y te encontré allí, mirando por la ventana. Noté cómo una sonrisa nacía en la comisura de mis labios mientras caminaba hacia tí con paso rápido, y al fin llegué a tí y te abracé. Pero no moviste un sólo músculo, sólo me miraste. Pero esa no era tu mirada, tu mirada no hablaba, no decía nada, tu mano no tomó la mía. Y hablaste, y dijiste las palabras más dolorosas que recuerdo en mi vida. Me preguntaste quien era...
Me erguí desconcertada, mirándo tus ojos fijamente, buscándote. Pero no te encontré. No he vuelto a salir de mi habitación desde entonces, no lloro, no duermo, no como, no bebo. Permanezco tumbada de espaldas en la cama mientras Cris me vela como si estuviera muerta o en coma. Ahora no sé si volverás algún día...


Carta desde mi celda IV

Hoy pasé la mañana en el jardín. M. me obligó a salir, se negaba a dejarme seguir haciendo guardia, y al fin cedí cuando me pidió que acompañara a la nueva para animarla.
Hacía una mañana bastante bonita pero demasiado calurosa para mi gusto, así que Cris y yo nos sentamos en el césped a la sombra y nos quedamos mirando el cielo a través de las hojas de los árboles. Era una sensación de paz que no sentía hace demasiado tiempo.
Cerré los ojos para mirar al revés, es decir, hacia dentro. Vi mi pasado y mi presente, mis recuerdos... algunos habían sido dolorosos pero ya no dolían apenas, otros aún me resultaban extraños, es como si mi mente intentara vomitarlos, expulsarlos para siempre.
Comencé a sentirme relajada y a dormirme pensando en tu mirada cuando Cris se acercó y me susurró al oído "no te duermas, tengo miedo, no me dejes sola...". Abrí los ojos lentamente y vi su mirada triste y asustada rogándome. La tomé la mano y la tranquilicé hasta la hora de la comida, mientras me preguntaba por otros pacientes.

-¿Qué le pasa a aquel hombre?- dijo Cris señalando a un hombre mayor, bajito y de cara redonda y amable que iba saludando a la gente y preguntándo a todos por su familia como si les conociera y llevase años sin verlos.
-Ese es Francisco- respondí- vivía en un pueblo y tuvo que mudarse porque le embargaron por culpa de un hijo, un bala perdida. Se metió en un piso pequeño de un barrio céntrico de Madrid. Allí nunca tuvo el valor de salir y un día sus vecinas llamaron a la policía preocupadas. Le encontraron demacrado, sucio y sin haber comido apenas en una semana. Tuvo depresiones y al llegar aquí creyó haber vuelto al pueblo.

Así le fui relatando algunas historias más. Me hizo preguntarme qué hubiera respondido si me hubiera preguntado por tí. En realidad ni tú ni yo conocemos nuestra historia, seguro que es mejor así, una vez aquí ya no importa el pasado. Ya sólo importa que estamos aquí. Pero tú ahora no estás aquí...

martes, julio 12, 2005

Carta desde mi celda III

Querido R.

No sé siquiera si M. te estará entregando mis cartas pero necesito sentirte de algún modo y este es el único que existe lejos de tu mirada.
Hoy vino una nueva paciente al psiquiátrico. Es una chica joven, puede que un par de años menor que yo. Es preciosa, aunque lleva la muerte en los ojos, y en las venas... Ella también intentó suicidarse, creo que fue al perder a algún ser querido. Cuando la vi entrar por la puerta iba mirando al suelo, con el pelo cubriéndo su rostro. Apenas arrastraba sus pies de finos tobillos llevada del brazo de M. que la sentó en una silla libre a un par de metros de la mía. La observé un instante y a continuación volví a mi guardia, pero hoy tampoco viniste.
Por la tarde, justo antes de la cena, la miré y vi que ella también me miraba a mí con cierta curiosidad. Sonreí y me volví de nuevo hacia esa puerta maldita. Al rato sentí algo. Aquella chica arrastraba la silla junto a mí. Se sentó a mi lado e hizo un intento de sonrisa dolorosa, aunque sincera, para después volverse hacia la puerta.
Ahora ya no te espero sola, tengo una compañera que también espera por conocerte. Vuelve pronto.





lunes, julio 11, 2005

Carta desde mi celda II

Nunca supe el por qué de tu ingreso en el sanatorio. Mis razones eran demasiadas como para intentar evitarlo. Por un lado estaba el alcohol que me llevaba a tantas paranoias, por otro mi adoración por la sangre, mi frecuente sentimiento de soledad, mis esperanzas en amores perdidos y mi consuelo en el sexo, aunque fuese en el propio onanismo mental de recordarte; mi forma de ser era demasiado caótica, y eso me llevó a numerosos intentos de suicidio y al fin al asesinato. En realidad podría haber acabado internándome voluntariamente, pero tras el asesinato ya no había opción.
Tú jamás quisiste saber mis por qués. Sólo te importaba lo que era cuando estabamos juntos en la sala o en el jardín, cuando conseguíamos escapar para abrazarnos a solas.
Ahora estoy de nuevo perdida. Las enfermeras están preocupadas por mí, dicen que no es bueno que me pase el día sentada frente a la puerta sin comer ni hacer nada, dicen que me avisarán cuando estés bien y pueda ir a verte. A veces me enfurezco contigo por haberme abandonado así y lloro de rabia mientras me levanto y pateo la silla, pero en cuanto me inyectan el calmante me doy cuenta de que no es tu culpa.
Anoche estuve pensando en tí con los ojos cerrados, recordando. Entonces me di cuenta de algo, M. se equivocaba. Hace una semana escuché tu voz, lo recuerdo. Y dijiste algo que nunca olvidaré. No era un estúpido te quiero ni nada así, sólo dijiste "mírame".

viernes, julio 08, 2005

Carta desde mi celda

Anoche no viniste a la sala a darme la mano en silencio mientras hablamos con la mirada para que nadie sepa lo que decimos. Te eché tanto de menos que no quise cenar y me quedé con la vista clavada en la puerta, deseando que aparecieras, pero no lo hiciste. Anoche no pude dormir mirando a la Luna, necesitaba tu aliento, justo antes del beso de buenas noches.
¿Recuerdas cuando nos conocimos? Yo era "la nueva". Entré acompañada por M. que me ofreció asiento cerca de donde tú estabas, acompañado pero solo. Fijaste tus ojos en los mios ¿Recuerdas eso? ¿Recuerdas cuando nos miramos a los ojos por primera vez y nos dijimos algo? Te dije que tenía miedo, tú juraste protegerme y me ofreciste la mano. Desde entonces nuestras miradas y nuestras manos se han unido cada día. Hasta ayer.
Hoy volviste a faltarme y le pregunté a M. por tí. Me dijo que estabas enfermo en la cama, y yo quise ir a verte pero M. me detuvo con un "no creo que quiera ver a nadie", yo me dí la vuelta segura de mí y pregunté si no habías dicho que querías verme, al fin y al cabo era yo. M. me miró sorprendida y respondió: "No habla desde hace 2 años".
¿Sabes? Nunca me había dado cuenta, me bastaban tus miradas y tus caricias para saberlo todo. Tal vez toda esta gente tenga razón y en realidad estamos locos y por eso imaginamos que podemos comunicarnos así. No me importa si sólo lo imagino, me gusta tu mirada.

Recupérate y vuelve pronto.

Te quiere... Sara



















NOTA: Por si alguien lo está pensando, ni la historia es real ni me llamo Sara.


martes, julio 05, 2005

lunes, julio 04, 2005

Dedicado

No sé si le pasará a todo el mundo, yo no puedo evitar recordar a ciertas personas con ciertas canciones o incluso grupos, ya sea por haberlas escuchado con o por ell@s o por lo que dice la propia canción. Mediante este post es como si les dedicara una canción por la radio, o algo así. La lista irá aumentando, por ahora esto es lo que hay:


Soportales de Despistaos, My Inmortal de Evanescence (y mira que no me gustan pero esta canción me remueve algo por dentro) y The Misery de Sonata Arctica- Martín. Y podría decir mil más...

Eagle de Gamma Ray- Willy.

Tierna y dulce historia de amor de Ismael Serrano- Jorge.

Estoy aquí de Despistaos- Jorge (otro Jorge...).

Corazón de mimbre de Marea- Kilian.

Mala persona de Academica palanca- Mi gente del Retiro, los que éramos antes.

Parte de mí de Saratoga- Antes que nada mi abuelo, luego Peyo y Mangus y a mí misma.

Wander de Kamelot- Jaime.

Seize the day de Avenged Sevenfold- Mark Tremonti y Anne.

Qué larga es la noche de SurKo- Miguel, ya sé que es de tu grupo, pero precisamente por eso ;P

Trasegando de Marea- Mangus, porque "ya somos 2" y de alguna forma seguiremos siéndolo.

Mañana Fría
de Dixebra- A Resa, por haber estado ahí, a su manera, todo el tiempo que estuve jodida.

Si amaneciera de Saratoga- A Fer, Rodri, Koletas... Ya dije que precisamente es la única canción de Saratoga que odio, pero jamás olvidaré aquella llamada.

Drunken Lullabies de Flogging Molly- A Thor, por el cuerno, por el post, por estar a mi lado.

I regret de Century- A Jesús, porque me encanta la canción, porque no puedo escucharla sin recordar, porque conocerle significó volver a creer que hay gente que vale la pena conocer "I never met someone like you".

Paradise City de Guns n Roses- A Bluesman, por la amistad, las noches eternas y porque me cede un hueco en su mundo sin el que no podía escapar de la mierda del mío.

Hasta aquí por ahora.

Qué coño pasa???!!!

Joder que yo no borré ese post!!! Qué está pasando??? Ahora tendré que repetirlo...

sábado, julio 02, 2005

Cuando el botellón era mi forma de vida...

2º intento de post (el primero no me gustaba)

Ayer salí de casa, chupa chups en la boca y tirando. Un par de vueltas por el barrio con S. y nos vamos al Retiro.
A pesar de que todos hemos sido atacacados por las temidas multas antibotellón ahí seguimos, nos importa una mierda, porque ese es nuestro sitio y seguiremos ahí. (Aún así me tengo que comer yo solita una estupenda charla de 4 horitas aguantando que un engendro me llame alcoholica-drogadicta ¬¬' Ya me imagino una escena a lo Naranja Mecánica con imágenes de borrachos... ¿Si les digo que llevo lentillas me echarán doble de colirio?). Como siempre somos 20 y la madre según va llegando la gente. Lo que más me gusta es que no tienes que quedar con nadie, siempre habrá alguien ahí, dispuesto a echarse unos tragos a nuestra salud.
Recuerdo tiempos pasados, cuando eramos muchos más y el botellón no estaba penalizado. Recuerdo ver todo lleno de gente y juntarnos en grupitos: unos cantando con la guitarra otros jugando aquel mítico juego "Estómago lleno", otros sólo hablando de estupideces y riendose, todos de buen rollo, todo perfecto...
pero ya se sabe, MUCHA POLICIA, POCA DIVERSIÓN!

PD: este tampoco me gusta pero bah