Quisiera, siento que debo. Vomitarte. Sacarte de mí como se saca la comida en mal estado.
Siento que el dolor me llena tanto que no cabe más que dolor. Para él siempre hay sitio. Pero Morfeo siempre llega a salvarme tras litros de dolor y, al día siguiente, tras su encanto, me doy cuenta. No era la presión lo que tenía dentro, lo que me hería. Era el vacío, un vacío completo, sincero. Es el vacío lo que me mata por dentro, el motivo por el que te anhelo es la nada, te amo por culpa de nada. Y de nuevo pienso. Si me hubieras querido yo no te habría amado, ese es mi sino. Ahora ya no importa, te vomité, y te fuiste con mi pasado al tirar de la cadena.