La bulimia y el alcoholismo no se llevan bien con los corazones rotos.
Odio echar de menos a quien aún no se ha ido.
Odio echarme de menos.
Lo bueno de los corazones rotos es que a veces encuentras el pedazo que te falta entre los pedazos de otro.
Me odio por quererte hasta el paroxismo.
Te quiero por no quererme.
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