Todo esta vacío, el suelo de madera es cálido bajo mis pies, un único foco alumbra un lugar concreto frente a mí, el resto se sume en la penumbra. Observo decenas de asientos frente a mí, respiro profundamente hasta llenar por completo mis pulmones, hasta llenarme de vida, y cierro los ojos.
En mis párpados cerrados lo veo todo más claro, sólo debo avanzar y situarme bajo el haz de luz.
Recuerdo tantos momentos... Fueron muchos los actores, protagonistas desaparecidos, secundarios a los que se coge cariño y cuesta no echar de menos, pero esta vez es distinto.
Hoy avanzo y me sitúo bajo la luz sabiendo que, aunque los secundarios son imprescindibles, protagonistas de su propia vida, la única protagonista de mi vida y de mis sueños puedo ser yo.
viernes, noviembre 30, 2007
viernes, noviembre 23, 2007
Hamlet
Amanecía, pero para ella el mundo siempre iba de otra forma, para ella estaba anocheciendo, para ella ya no había ningún sol que pudiera tocarla con sus rayos. Ya no.
No había un motivo preciso, ni varios, lo más parecido a un motivo que tenía era su locura, sus lágrimas, sus gritos de dolor, la presión en su pecho...
Tendida mirando a nada entre las lágrimas recitaba:
Ser o no ser, esa es la cuestión,
si es más noble soportar las flechas y pedradas de la áspera fortuna,
o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro.
Morir, dormir: Nada más.
Y si durmiendo terminaran las angustias
y los mil ataques naturales herencia de la carne
sería una conclusión seriamente deseable.
Morir, dormir. Dormir, tal vez soñar.
Sí, ese es el estorbo,
pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno
ya libres del agobio terrenal
es una consideración que frena el juicio
y da tan larga vida a la desgracia.
Pues quién en su sano juicio aguantaría
el desmán del tirano, la afrenta del soberbio,
las penas del amor menospreciado...
Recordaba el monólogo de Hamlet desde los 13 años, cuando leyó tantas obras de Shakespeare y se maravilla aún teniendo que leer varias veces alguos fragmentos para entenderlos. Ahora comprendía que se equivocó, porque en ese amanecer supo de verdad lo que significaba Hamlet, se sentía de verdad una Hamlet desquiciada. Comenzaba a tener alucinaciones mientras recitaba hasta que en una frase paró.
... pudiendo cerrar cuentas uno mismo con un simple puñal...
No había un motivo preciso, ni varios, lo más parecido a un motivo que tenía era su locura, sus lágrimas, sus gritos de dolor, la presión en su pecho...
Tendida mirando a nada entre las lágrimas recitaba:
Ser o no ser, esa es la cuestión,
si es más noble soportar las flechas y pedradas de la áspera fortuna,
o armarse contra un mar de adversidades y darles fin en el encuentro.
Morir, dormir: Nada más.
Y si durmiendo terminaran las angustias
y los mil ataques naturales herencia de la carne
sería una conclusión seriamente deseable.
Morir, dormir. Dormir, tal vez soñar.
Sí, ese es el estorbo,
pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno
ya libres del agobio terrenal
es una consideración que frena el juicio
y da tan larga vida a la desgracia.
Pues quién en su sano juicio aguantaría
el desmán del tirano, la afrenta del soberbio,
las penas del amor menospreciado...
Recordaba el monólogo de Hamlet desde los 13 años, cuando leyó tantas obras de Shakespeare y se maravilla aún teniendo que leer varias veces alguos fragmentos para entenderlos. Ahora comprendía que se equivocó, porque en ese amanecer supo de verdad lo que significaba Hamlet, se sentía de verdad una Hamlet desquiciada. Comenzaba a tener alucinaciones mientras recitaba hasta que en una frase paró.
... pudiendo cerrar cuentas uno mismo con un simple puñal...
sábado, noviembre 10, 2007
Instante
Acabo de darme cuenta en este mismo instante de que da igual el lugar y la compañía, yo siempre estaré sola. Porque me siento igual de sola en mi cama que en camas ajenas. Porque da igual lo que diga, nadie se dará cuenta de lo que siento, de lo que pienso, de lo que me duele ni de lo que me hace feliz. Nada, simplemente nada de lo que haga sirve, siempre acabaré sintiendome así, como si fuese peor seguir intentandolo, deseando que el mundo parase hasta que entendiera mi vida.
Mientras, tú duermes, descansas caliente en tu cama, y yo dudo si marcharme o tumbarme a tu lado aunke nos demos la espalda. ¿Qué pasa? quizás contagio mi mierda al mundo, o tal vez sea yo la causante de todo, porque sigo sin saber nunca qué hacer y siempre acabo escogiendo la peor opción.
"Nunca más" es algo que nunca me creí...
Mientras, tú duermes, descansas caliente en tu cama, y yo dudo si marcharme o tumbarme a tu lado aunke nos demos la espalda. ¿Qué pasa? quizás contagio mi mierda al mundo, o tal vez sea yo la causante de todo, porque sigo sin saber nunca qué hacer y siempre acabo escogiendo la peor opción.
"Nunca más" es algo que nunca me creí...
miércoles, noviembre 07, 2007
BoneHead
Se había calzado las botas de caza, su cabeza rapada brillaba por la ausencia del cabello, cientos de consignas, símbolos y demás se repetían en su cabeza. Juan era un pequeño bonehead de 17 años que iba a su primera cacería multitudinaria.
Aquella noche iban a ser más de 15 de entre los cuales ninguno podría llamarse su verdadero amigo, sólo eran guerreros en la guerra de asfalto, y sólo soldados rasos, carnaza para los de arriba. Viviendo al servicio de unos ideales demasiado radicales.
Se reunieron en la plaza como se había acordado, 18 boneheads con esvásticas por doquier acechaban con la mirada buscando una víctima desarropada a la que patear con sus puntas de acero hasta la muerte, la parálisis o al menos hasta dejarle preparado para el hospital. Entonces, vieron en el césped un grupo reducido de personas, 5 latinoamericanos que hablaban y reían plácidamente, hasta que vieron acercarse un escuadrón de 10 boneheads hacia ellos.
"Vienen por nosotros" susurró uno de ellos. "Vamonos" rogó una chica a su novio. Se levantaron intentando disimular la huída y con cierto alivio al ver que los soldados no aceleraban el paso, pero entonces, otros 8 se abalanzaron sobre ellos y el escuadro corrió para no perderse el espectáculo.
Intentaron correr, cubrirse, sobrevivir... Pero eran demasiados y pateaban sus cabezas con una ira indescriptible. A la chica sólo la sujetaron entre 3 para que observara con dolor la paliza propinada a sus amigos. Lloraba, gritaba, se le rompía el corazón.
Cuando se cansaron de patearles se fueron corriendo a buscar más presas, Juan se detuvo un instante, sonriente y excitado, con la adrenalina recorriendo su organismo. De pronto notó su corazón pararse en seco, ya no se sentía bien. Conocía a una de sus víctimas, había jugado con él tantas veces, fueron juntos al colegio, recordaba las tardes en el parque, en su casa, aquel sí fue su amigo y ahora estaba tendido, sangrando por la boca, la nariz, los oídos... inmovil, muerto...
Aquella noche iban a ser más de 15 de entre los cuales ninguno podría llamarse su verdadero amigo, sólo eran guerreros en la guerra de asfalto, y sólo soldados rasos, carnaza para los de arriba. Viviendo al servicio de unos ideales demasiado radicales.
Se reunieron en la plaza como se había acordado, 18 boneheads con esvásticas por doquier acechaban con la mirada buscando una víctima desarropada a la que patear con sus puntas de acero hasta la muerte, la parálisis o al menos hasta dejarle preparado para el hospital. Entonces, vieron en el césped un grupo reducido de personas, 5 latinoamericanos que hablaban y reían plácidamente, hasta que vieron acercarse un escuadrón de 10 boneheads hacia ellos.
"Vienen por nosotros" susurró uno de ellos. "Vamonos" rogó una chica a su novio. Se levantaron intentando disimular la huída y con cierto alivio al ver que los soldados no aceleraban el paso, pero entonces, otros 8 se abalanzaron sobre ellos y el escuadro corrió para no perderse el espectáculo.
Intentaron correr, cubrirse, sobrevivir... Pero eran demasiados y pateaban sus cabezas con una ira indescriptible. A la chica sólo la sujetaron entre 3 para que observara con dolor la paliza propinada a sus amigos. Lloraba, gritaba, se le rompía el corazón.
Cuando se cansaron de patearles se fueron corriendo a buscar más presas, Juan se detuvo un instante, sonriente y excitado, con la adrenalina recorriendo su organismo. De pronto notó su corazón pararse en seco, ya no se sentía bien. Conocía a una de sus víctimas, había jugado con él tantas veces, fueron juntos al colegio, recordaba las tardes en el parque, en su casa, aquel sí fue su amigo y ahora estaba tendido, sangrando por la boca, la nariz, los oídos... inmovil, muerto...
viernes, noviembre 02, 2007
Saldar cuentas con la vida
Creo que ha llegado el momento, puede que me equivoque pero voy a intentar solucionar mis asuntos pendientes.
Hablar con quien debiera sin la rabia ni las lágrimas, hasta llegar al punto en que cambié mi camino para elegir el punto medio, no quiero perder lo que tengo, pero tampoco lo que tenía, que lo último ya lo he perdido pero luchar por recuperarlo es ahora mi fin. Para llegar a ser mejor conmigo y con los demás y no volver a cometer los errores del pasado. Pagarle las cuentas a las consecuencias de las que fui causa directa o indirecta y ser de nuevo quien era, quien me gustaba ser, pero con más cosas aprendidas.
Y quizás llegar a ser quien soñé.
Hablar con quien debiera sin la rabia ni las lágrimas, hasta llegar al punto en que cambié mi camino para elegir el punto medio, no quiero perder lo que tengo, pero tampoco lo que tenía, que lo último ya lo he perdido pero luchar por recuperarlo es ahora mi fin. Para llegar a ser mejor conmigo y con los demás y no volver a cometer los errores del pasado. Pagarle las cuentas a las consecuencias de las que fui causa directa o indirecta y ser de nuevo quien era, quien me gustaba ser, pero con más cosas aprendidas.
Y quizás llegar a ser quien soñé.
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