miércoles, abril 26, 2017
viernes, abril 21, 2017
martes, abril 18, 2017
Mañanas
Me levanto tarde después de dar vueltas en la cama, entre sueños y despertadores. La cafetera italiana borbotea mientras humedezco con saliva el papel de fumar. El canuto sabe a gloria con el café. Maridajes indecentes, dirán algunos, que me ayudan a sobrevivir, o a matarme de una forma un poco más placentera. Quizás necesito solo un poco de anestesia.
Porque más vale cerveza de ayer, que morir ahogada en la angustia del presente. Más, fumarse las chustas que quedaron tras la fiesta, y llorarles a ellas las penas. Por qué, si no, tanto dolor, por qué permanecer consciente ante las puñaladas de la vida, pudiendo anestesiarnos hasta el paroxismo. Pudiendo hacer justicia al mundo bebiendo el veneno del hedonismo, acelerando nuestra extinción y abandono, soledad.
Morir, dormir. Dormir, tal vez soñar...
Porque más vale cerveza de ayer, que morir ahogada en la angustia del presente. Más, fumarse las chustas que quedaron tras la fiesta, y llorarles a ellas las penas. Por qué, si no, tanto dolor, por qué permanecer consciente ante las puñaladas de la vida, pudiendo anestesiarnos hasta el paroxismo. Pudiendo hacer justicia al mundo bebiendo el veneno del hedonismo, acelerando nuestra extinción y abandono, soledad.
Morir, dormir. Dormir, tal vez soñar...
martes, abril 11, 2017
La retórica de la remembranza
Soñarte
con los ojos empañados de lluvia,
no puede ser suficiente
para traerte a mis dominios
de niebla nívea.
Ni puede Kronos
nombrar tu nombre
tantas veces como mi garganta
se anudó al verte.
No es justo,
ni suficiente,
que me mires y me ames
durante un momento
sin cristales.
No lo es
si no los rompes
hasta clavarlos en tu piel,
en la mía,
en cada lucha compartida.
No es fácil soportarme,
soportarte,
no si no sincronizamos
nuestras pieles hasta fundirlas,
hasta lo febril y absoluto,
hasta el rapto de nuestras almas
por nuestros cuerpos
y el descenso a los infiernos,
al segundo círculo.
con los ojos empañados de lluvia,
no puede ser suficiente
para traerte a mis dominios
de niebla nívea.
Ni puede Kronos
nombrar tu nombre
tantas veces como mi garganta
se anudó al verte.
No es justo,
ni suficiente,
que me mires y me ames
durante un momento
sin cristales.
No lo es
si no los rompes
hasta clavarlos en tu piel,
en la mía,
en cada lucha compartida.
No es fácil soportarme,
soportarte,
no si no sincronizamos
nuestras pieles hasta fundirlas,
hasta lo febril y absoluto,
hasta el rapto de nuestras almas
por nuestros cuerpos
y el descenso a los infiernos,
al segundo círculo.
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