Me levanto tarde después de dar vueltas en la cama, entre sueños y despertadores. La cafetera italiana borbotea mientras humedezco con saliva el papel de fumar. El canuto sabe a gloria con el café. Maridajes indecentes, dirán algunos, que me ayudan a sobrevivir, o a matarme de una forma un poco más placentera. Quizás necesito solo un poco de anestesia.
Porque más vale cerveza de ayer, que morir ahogada en la angustia del presente. Más, fumarse las chustas que quedaron tras la fiesta, y llorarles a ellas las penas. Por qué, si no, tanto dolor, por qué permanecer consciente ante las puñaladas de la vida, pudiendo anestesiarnos hasta el paroxismo. Pudiendo hacer justicia al mundo bebiendo el veneno del hedonismo, acelerando nuestra extinción y abandono, soledad.
Morir, dormir. Dormir, tal vez soñar...
No hay comentarios:
Publicar un comentario