Sé que no me quieres.
Que nunca me has querido.
Soy ese asiento cómodo
en el que aguantas un instante
antes de darte cuenta 
de que sentarte
significa algo así
como quedarte.
Y te espantas
porque no quieres
pero descubres 
que quieres a alguien
que no soy yo
y no importa
yo ya lo sé...
Nunca seré la mujer de la vida de nadie.
No tienes que mentirme,
yo me quedo con mi tristeza 
intentando ser siempre mejor
superarme
para nada, ya lo sé. 
A nadie le importan 
las mujeres que sueñan.
Y yo sueño demasiado,
con no estar sola, con ser amada, 
con que no me traicionen 
cada vez que confío.
Y confío.
En que llegue alguien que derrame mi sangre
que me convierta en el charco 
que siempre he sido,
y evaporarme.
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario