Abro los ojos. Domingo, 15:00, me estiro, me quedé dormida en el sofá viendo la Fórmula 1, soñando con alcanzar algún día esas velocidades vertiginosas.
Pienso, recuerdo, se me juntan los sueños e intento separar los fragmentos de cada uno. Recuerdo a mi padre, abrazos, cariño, mucho cariño, me enternezco, decido que le abrazaré más tarde.
De nuevo emprendo el viaje al recuerdo, E. está ahí, me entristezco, la echo de menos, echo de menos a todos los que me acompañaron la vida durante aquel año en el que comenzaba a meter las narices en el mundillo del arte, les quiero...
El viaje continua, le veo, me estremezco, respira sobre mi pecho. Yo curvo la espalda bajo su aliento, los labios abiertos. Le siento sobre mí, siento su abrazo que me acerca a su cuerpo. Me encanta la ropa que lleva, sobre todo para quitársela. Se respira la sensualidad en cada susurro. Lo desea, le deseo. Pero él piensa que no es el lugar, no es el momento. No hay espacio ni tiempo para eso, pienso. El deseo no sabe más geografía que la de las curvas de nuestra piel, los ríos de nuestros fluídos y la orografía del monte de venus. El deseo no tiene pasado ni futuro, el deseo es la máxima expresión del Carpe Diem del sentimiento. Me desea, lo deseo. Parece que se acerca el momento en que paso de ser tentación a ser pecado y... despierto, vuelvo. El viaje se acabó para mí, él ya ha tomado el vuelo, prometió volver, tiene que hacerlo.
Pienso, recuerdo, se me juntan los sueños e intento separar los fragmentos de cada uno. Recuerdo a mi padre, abrazos, cariño, mucho cariño, me enternezco, decido que le abrazaré más tarde.
De nuevo emprendo el viaje al recuerdo, E. está ahí, me entristezco, la echo de menos, echo de menos a todos los que me acompañaron la vida durante aquel año en el que comenzaba a meter las narices en el mundillo del arte, les quiero...
El viaje continua, le veo, me estremezco, respira sobre mi pecho. Yo curvo la espalda bajo su aliento, los labios abiertos. Le siento sobre mí, siento su abrazo que me acerca a su cuerpo. Me encanta la ropa que lleva, sobre todo para quitársela. Se respira la sensualidad en cada susurro. Lo desea, le deseo. Pero él piensa que no es el lugar, no es el momento. No hay espacio ni tiempo para eso, pienso. El deseo no sabe más geografía que la de las curvas de nuestra piel, los ríos de nuestros fluídos y la orografía del monte de venus. El deseo no tiene pasado ni futuro, el deseo es la máxima expresión del Carpe Diem del sentimiento. Me desea, lo deseo. Parece que se acerca el momento en que paso de ser tentación a ser pecado y... despierto, vuelvo. El viaje se acabó para mí, él ya ha tomado el vuelo, prometió volver, tiene que hacerlo.
4 comentarios:
No creo en las promesas. pero si te lo prometio a ti....
En sueños de nuevo, o fuera de ellos, pero ante ese deseo, no le quedará más remedio que regresar.
Mmm, viaje por los recuerdos y los deseos. Me ha encantado esta primera parte, las descripciones que haces sobre el deseo de él, impresionantes...
P.s: Termino luego, que me tengo que ir :(
Bueno, Stand by, parece q no has vuelto muy positiva, yo creo en todo lo que necesito creer, y creo en él.
Amélie, ha vuelto, pero aún no he podido comprobarlo con mis sentidos.
Galatea, es un placer recibir comentarios así, siempre animas a continuar, gracias.
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