Ella le miraba desde las sombras de su capucha donde escondía todo su rostro excepto aquellos ojos brillantes y vacíos que J. no podía dejar de mirar fijamente en silencio. Silencio. Entonces advirtió que todo había parado, nadie gritaba, sólo había silencio.
Apartó la mirada de aquellos ojos refulgentes y miró a su alrededor. Los colores habían cambiado, todo era oscuro y luminoso al mismo tiempo. No podía comprender nada de lo que veía. Se levantó confundido y volvio a recorrer los asientos del avión con la mirada. Todos estaban muertos. La sangre, la muerte y la destrucción se habían convertido en protagonistas de aquel macabro escenario.
Caminó algunos pasos horrorizado, esquivando los cuerpos que yacían en el suelo del pasillo. Entonces recordó los ojos en una imagen fugaz, se volvió para mirarlos de nuevo y la vio, junto a su cadáver. No, él tampoco era un superviviente. Pero no recordaba el dolor de la muerte en su cuerpo, no sentía el calor de la sangre, ni el frío de la noche que se extendía en el exterior. Era tan sólo un alma perdida, la esencia sin su envase.
Observó detenidamente aquel que había sido su cuerpo, aquel que había visto cada día de su vida en el espejo. Sus miembros cogaban como un peso muerto, lo eran. Su cara mantenía una expresión que no lograba descifrar, era la combinación imposible entre el pánico, el horror y la calma.
"¿Y ahora qué?" se preguntó, volvió a mirar a la encapuchada y le preguntó "¿Qué ocurrirá ahora? Y tú... ¿eres un ángel? ¿un demonio?la... ¿muerte?". Silencio. Sin pronunciar una sola palabra le tomó de la mano e inmediatamente se encontraron en el vacío más absoluto. J. comprendió la nada en aquel lugar, posiblemente no podía hacer otra cosa más que comprenderla.
"Tranquilo, no pasaremos mucho tiempo aquí" dijo ella al tiempo que se quitaba la capucha. Era pálida como la Luna, tanto que incluso parecía brillar como ella. Tenía el pelo negro, negro como la oscuridad más absoluta. Sus facciones eran delicadas, afinadas, y sus ojos...
- ¿Qué es este lugar? ¿Por qué estamos aquí? ¿Adonde iremos luego? ¡¿Y quién eres?! - preguntó J.
- Tranquilízate, te explicaré todo, escucháme bien. No hace falta que te diga dónde estamos, lo sabes, este no es un lugar, es Nada, Vacío. Nos iremos pronto de aquí, en cuanto te explique un par de cosas, sólo estamos haciendo una parada en el camino. Me llamo Heshamah. Soy quien te acompañará en este viaje, te mostraré lo que debes saber ahora. Sabes que has muerto, ahora olvida el reino terrenal, esto no tiene nada que ver, pero debes comprenderlo. ¿Entiendes?
- Supongo que sí...
- Deacuerdo, continuemos entonces.
Apartó la mirada de aquellos ojos refulgentes y miró a su alrededor. Los colores habían cambiado, todo era oscuro y luminoso al mismo tiempo. No podía comprender nada de lo que veía. Se levantó confundido y volvio a recorrer los asientos del avión con la mirada. Todos estaban muertos. La sangre, la muerte y la destrucción se habían convertido en protagonistas de aquel macabro escenario.
Caminó algunos pasos horrorizado, esquivando los cuerpos que yacían en el suelo del pasillo. Entonces recordó los ojos en una imagen fugaz, se volvió para mirarlos de nuevo y la vio, junto a su cadáver. No, él tampoco era un superviviente. Pero no recordaba el dolor de la muerte en su cuerpo, no sentía el calor de la sangre, ni el frío de la noche que se extendía en el exterior. Era tan sólo un alma perdida, la esencia sin su envase.
Observó detenidamente aquel que había sido su cuerpo, aquel que había visto cada día de su vida en el espejo. Sus miembros cogaban como un peso muerto, lo eran. Su cara mantenía una expresión que no lograba descifrar, era la combinación imposible entre el pánico, el horror y la calma.
"¿Y ahora qué?" se preguntó, volvió a mirar a la encapuchada y le preguntó "¿Qué ocurrirá ahora? Y tú... ¿eres un ángel? ¿un demonio?la... ¿muerte?". Silencio. Sin pronunciar una sola palabra le tomó de la mano e inmediatamente se encontraron en el vacío más absoluto. J. comprendió la nada en aquel lugar, posiblemente no podía hacer otra cosa más que comprenderla.
"Tranquilo, no pasaremos mucho tiempo aquí" dijo ella al tiempo que se quitaba la capucha. Era pálida como la Luna, tanto que incluso parecía brillar como ella. Tenía el pelo negro, negro como la oscuridad más absoluta. Sus facciones eran delicadas, afinadas, y sus ojos...
- ¿Qué es este lugar? ¿Por qué estamos aquí? ¿Adonde iremos luego? ¡¿Y quién eres?! - preguntó J.
- Tranquilízate, te explicaré todo, escucháme bien. No hace falta que te diga dónde estamos, lo sabes, este no es un lugar, es Nada, Vacío. Nos iremos pronto de aquí, en cuanto te explique un par de cosas, sólo estamos haciendo una parada en el camino. Me llamo Heshamah. Soy quien te acompañará en este viaje, te mostraré lo que debes saber ahora. Sabes que has muerto, ahora olvida el reino terrenal, esto no tiene nada que ver, pero debes comprenderlo. ¿Entiendes?
- Supongo que sí...
- Deacuerdo, continuemos entonces.
1 comentario:
Hola guapa!!
Perdona el retraso, pero cuando quería comentar, no sé si era por mi conexión o que pasaba, que no me entraba la pantalla de los comentarios... Vamos a ver...
Sobre tu post... Todavía tengo el pelo de punta. Me imagino la situación, rodeada de cadáveres, y con la muerte al lado. Menudos escalofríos. Me gusta esta ¿historia?
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